sábado, 2 de junio de 2012

Zapallos-Calabazas. Aportes a la Salud

Uno de los principales aportes de los diferentes zapallos es el betacaroteno, un precursor de la vitamina A que se halla presente sólo en los alimentos de origen vegetal.
Los betacarotenos tienen efectos protectores de las células, neutralizando los radicales libres y el oxígeno reactivo y aumentando la resistencia inmunológica. Es uno de los principales antioxidantes que se encuentran en la naturaleza, un elemento esencial en la lucha contra los radicales libres, por lo tanto en la prevención del envejecimiento celular y ciertas enfermedades como el cáncer. Es esencial para la salud de los tejidos, piel y visión.

Los radicales libres están comprometidos en una numerosa serie de enfermedades: cardiovasculares, envejecimiento de los tejidos, cataratas, arterosclerosis, cáncer, enfermedades digestivas, renales, pulmonares, respiratorias, etc.

Otras fuentes de betacarotenos son las hortalizas de hojas verdes, zanahoria, boniato, tomate y frutas como el durazno, damasco, melón y pomelo.

El  contenido de betacarotenos  puede variar entre diferentes tipos de zapallos (en general los colores más naranjas de pulpa están asociados a mayor contenido)  y en el almacenamiento, pues son sensibles a la oxidación, que se acelera por la presencia de luz.

La hipercarotenosis o exceso de carotenos es consecuencia de ingestas prolongadas de abundantes cantidades de hortalizas que lo contienen.  Si se superan las necesidades metabólicas normales, el exceso se acumula en la piel que adquiere un color característico, particularmente las palmas de las manos. No se han comunicado efectos tóxicos en estas circunstancias, y el color de la piel se normaliza con la disminución de la ingesta de betacarotenos.

La deficiencia de esta vitamina se acompaña de queratinización de las mucosas que recubren vías respiratorias, digestivas y urinarias, de la piel y del epitelio de los ojos, fenómeno que reduce la función de barrera de estas membranas como protectoras del cuerpo contra infecciones.
La carencia de vitamina A aumenta la susceptibilidad a infecciones bacterianas, virales o parasitarias por su función en el mantenimiento de la integridad de las mucosas. Sin vitamina A desaparece la “barrera” contra infecciones.

Incrementa la probabilidad de sufrir dolencias en las articulaciones ya que dificulta la regeneración de los huesos. Puede producir ceguera crepuscular (mal llamada ceguera nocturna), por la cual disminuye la agudeza visual cuando oscurece.

Otros síntomas de esta deficiencia son pérdida del apetito, inhibición del crecimiento, anormalidades esqueléticas, queratinización de las yemas gustativas y pérdida del sentido del gusto.

Cómo conservarlos

Las condiciones ideales para la conservación son temperaturas de 12 a 15º C, así que durante el otoño e invierno se conservan bien en la cocina de nuestro hogar. Después de partidos podemos colocarlos en la heladera pero siempre cuidando que no reciban temperaturas demasiado bajas.

Para consumirlos

Lávese las manos antes de preparar los alimentos.
Se consumen cocidos, siendo preferible lavar y cepillar bien la cascara y no pelarlos al cocinar, siempre que la preparación lo permita.
La sal se debe agregar al final de la cocción pues contribuye a endurecer el agua.
Para que las hortalizas conserven sus propiedades y su gusto, deben ser introducidas directamente en agua hirviendo, o mejor aún, hervidas al vapor, o asadas con su cáscara.