Originario
de Asia occidental y África nororiental, este cereal es el más antiguo en
cuanto a empleo alimentario y ha dado origen a los primeros panes que consumió
la humanidad. Si bien luego fue desplazado por el trigo, su cultivo se expandió
por el uso en destilación de bebidas muy populares (cerveza, whisky, malta,
gin). Es un cereal altamente recomendable, dada sus excelentes propiedades
terapéuticas y nutricionales.
Los
primeros panes que consumió el hombre, hace unos 12.000 años, eran a base de cebada
(Hordeum vulgare); eran oscuros y algo pesados, razón por la cual el trigo tomó
luego su lugar. Sin embargo en algunas regiones nunca dejó de utilizarse: es el
caso del pan ácimo de Medio Oriente, citado en la Biblia y usado por Jesús en
“la multiplicación de los panes”. Precisamente las primeras ostias de los
cristianos se hacían con harina de cebada y agua. En la Roma imperial, los
gladiadores eran llamados “hordearii”, término que significa “comedor de
cebada”, en alusión a su alimento base (minestras de cebada) que les permitía
disponer de buena dosis de fuerza y energía.
Pero
la cebada no es solo energía. En las escuelas filosóficas, médicas y
matemáticas de los griegos, era el alimento recomendado por Platón, Hipócrates
y Pitágoras para los alumnos, por ser ideal para promover la capacidad de
pensar, concentrarse y atender las enseñanzas, estando prohibido el consumo de
alimentos muy proteicos. También los guerreros griegos consumían cebada, hábito
citado en la Ilíada y la Odisea. Tanto Hipócrates como Galeno recomendaban el
agua de cebada en todas las enfermedades agudas.
Los
orientales también utilizaban la cebada como alimento base. Es el caso del
tsampa de los tibetanos, alimento de subsistencia hecho a base de harina de
cebada tostada. En la medicina china es considerado el cereal ideal para la
primavera y las curas depurativas hepáticas.
La cebada es un cultivo muy versátil, pues se siembra tanto en Arabia como en Noruega, los Alpes suizos, el Tíbet o el Cáucaso; se adapta a terrenos poco fértiles, a distintas alturas y a diversas condiciones de humedad. Al ser la base de muchas bebidas populares, su expansión fue notable. Germinada y tostada, la cebada da lugar a la malta, bebida sin alcohol. En los países sajones es consumida por embarazadas y madres que lactan. La malta también es la base para la elaboración de la cerveza, el gin y el whisky. El grano molido y tostado era utilizado para realizar una infusión considerada el “café de los pobres”, que se bebía sola (malta) o se agregaba a la leche (leche malteada).
La cebada es un cultivo muy versátil, pues se siembra tanto en Arabia como en Noruega, los Alpes suizos, el Tíbet o el Cáucaso; se adapta a terrenos poco fértiles, a distintas alturas y a diversas condiciones de humedad. Al ser la base de muchas bebidas populares, su expansión fue notable. Germinada y tostada, la cebada da lugar a la malta, bebida sin alcohol. En los países sajones es consumida por embarazadas y madres que lactan. La malta también es la base para la elaboración de la cerveza, el gin y el whisky. El grano molido y tostado era utilizado para realizar una infusión considerada el “café de los pobres”, que se bebía sola (malta) o se agregaba a la leche (leche malteada).
CARACTERÍSTICAS
NUTRICIONALES
Muchos
consideran a la cebada como un cereal más, sin embargo posee algunas
particularidades que la diferencian del resto. Tiene más proteína que el
trigo, pero tiene mucho menos gluten. Por esta razón los panes de cebada
son más compactos y menos esponjosos. La mezcla que se hace en muchas regiones
con harina de trigo, resulta muy benéfica: la cebada aporta su mayor riqueza en
lisina (aminoácido limitante en el trigo), con lo cual el pan gana en valor
proteico y la textura se hace más liviana.
La
cebada es muy buena fuente de inositol, sustancia considerada durante
mucho tiempo como vitamina del grupo B. El inositol evita la rigidez de los
capilares, es tónico cardíaco, regula el colesterol, evita la acumulación de
grasa en el hígado, protege el sistema nervioso y combate ansiedad y depresión.
La cebada también posee vitaminas del grupo B, ácido fólico, colina y vitamina
K.
En
materia de minerales, la cebada es buena fuente de potasio, magnesio y
fósforo, pero su mayor virtud es la riqueza en oligoelementos: hierro, azufre,
cobre, cinc, manganeso, cromo, selenio, yodo y molibdeno. Esto la convierte en
alimento ideal para estados carenciales y para el proceso de crecimiento.
La
cebada es el cereal mejor dotado de fibra (17%) y sobre todo en materia de
fibra soluble (beta glucanos). Esta fibra retarda el índice de absorción
de la glucosa y reduce la absorción de colesterol. Además la cebada posee otras
sustancias benéficas, como los lignanos, antioxidantes y protectoras del cáncer
(ver Sésamo).
PROPIEDADES
TERAPEUTICAS
Gran
cantidad de propiedades tiene la cebada: es emoliente, reconstituyente,
digestiva, diurética, desintoxicante, tónica, ligeramente vasoconstrictora,
antiinflamatoria, laxante, alcalinizante, antiséptica, mineralizante y
galactagoga (incrementa la producción láctea). Es un cereal muy digerible.
Estimula el sistema neurovegetativo, siendo aconsejado como tónico nervioso y
cardiaco. Útil tanto para el trabajo físico, como para la tarea intelectual.
La
cebada es un cereal refrescante, ideal para la primavera y el verano. Es
indicado para las curas hepáticas de primavera. Además es desintoxicante,
sobre todo a nivel estomacal, intestinal y pulmonar. En el germen posee una
sustancia (hordeina) que actúa como antiséptico intestinal, siendo
indicada en enteritis, colitis, diarreas, cólera e infecciones varias. El agua
de cebada (se maceran 50g en un litro de agua, se hierven durante 15/20’, se
cuela y se puede endulzar con miel) es un remedio popular que se utilizaba
contra tuberculosis y afecciones intestinales. También es útil para
desintoxicar el bazo y los riñones.
En
EEUU descubrieron en la cebada la presencia de sustancias inhibidoras
(tocotirenoles) que bloquean la producción hepática de colesterol LDL (considerado
como “malo”). El efecto anticolesterol de la cebada se potencia por su
contenido de fibra soluble (beta glucanos). Esta fibra también protege las
mucosas intestinales irritadas y es responsable del efecto hipoglucemiante, en
asociación con su buen contenido de cromo.
Varios
investigadores han hallado un efecto anticancerígeno en la cebada, sobre
todo a nivel del aparato digestivo, debido a la presencia de ciertas enzimas.
También la actividad digestiva general se ve tonificada por su contenido enzimático
(diastasas), razón por la cual se lo aconseja en la alimentación de niños,
ancianos y convalecientes.
La
Universidad de Tel Aviv (Israel) comprobó la propiedad laxante de la
cebada: con la ingesta diaria de un tercio de taza cocinada, fue suficiente
para que el 79% de los pacientes eliminara el estreñimiento. Esto se debe al
buen contenido de fibra soluble, imprescindible para el equilibrio de la flora
intestinal.
En resumen, el consumo de cebada es indicado para: nefritis, cistitis, próstatitis, afecciones pulmonares, gastritis, acidez, colesterol elevado, anemia, convalecencias, debilidad, infancia, arteriosclerosis, afecciones coronarias, diabetes, depresión, ansiedad, estreñimiento, menopausia (aporta fitohormonas de efecto estrogénico), tumores (especialmente de estómago y colon), dispepsia, osteoporosis, lactancia, rigidez articular, edemas, reuma, estrés, problemas hepáticos y biliares.
En resumen, el consumo de cebada es indicado para: nefritis, cistitis, próstatitis, afecciones pulmonares, gastritis, acidez, colesterol elevado, anemia, convalecencias, debilidad, infancia, arteriosclerosis, afecciones coronarias, diabetes, depresión, ansiedad, estreñimiento, menopausia (aporta fitohormonas de efecto estrogénico), tumores (especialmente de estómago y colon), dispepsia, osteoporosis, lactancia, rigidez articular, edemas, reuma, estrés, problemas hepáticos y biliares.
USOS
Y APLICACIONES
Normalmente
se consume en forma de cebada perlada, tras ser sometida a un proceso de
abrasión que elimina el revestimiento externo del grano y lo deja brillante.
Vale aclarar que este proceso es similar al que se realiza con el arroz blanco,
o sea que elimina el salvado, el germen y los nutrientes allí presentes. Para
dar una idea de la pérdida que se genera, digamos que los lípidos se reducen en
un 50%, las vitaminas en un 60% (las vitaminas del grupo B casi desaparecen),
las proteínas en un 20%, el hierro en un 72% y el calcio se reduce en un 65%.
De allí la conveniencia de consumir la cebada mondada, que solo ha
perdido el indigesto envoltorio externo y por tanto resulta más nutritiva y
sabrosa.
Otra
forma de consumir cebada es a través de su harina. Algunos la mezclan
con harina de trigo para lograr panificados más nutritivos, dado el aporte del
aminoácido lisina (carente en el trigo) que brinda la cebada, con lo cual el
resultado es de superior calidad proteica.
También
la cebada está disponible en forma de malta, o sea el grano
pre-germinado, tostado y molido, con el cual se prepara una decocción similar
al café. Dicha bebida ayuda a la digestión de los carbohidratos y favorece a
las madres en lactancia. Este efecto es inversamente proporcional al tiempo de
hervor: o sea que a mayor tiempo de cocción, menos propiedades digestivas.
Normalmente se aconseja poner la malta en agua fría, revolver, encender el
fuego y apagar al alcanzar el hervor (cuando sube la espuma). La malta forma
parte del Café de semillas, junto a porotos aduki, arroz yamaní y harina
de algarroba.